Iglesia parroquial se denomina del Divino Salvador.

 

Ha sufrido numerosas modificaciones sobre la primitiva estructura mudéjar, debiéndose a una última reforma del siglo XVIII  (1705-1769) el aspecto exterior de fachada y torre.

            La fachada fue ejecutada por Ambrosio de Figueroa levantando una portada adintelada, con baquetón mixtilíneo enmarcándola y hornacina en la parte superior cobijada, por un gran arco de medio punto flanqueado por pilastras pareadas de orden toscano y cajeadas, levantadas sobre un alto pedestal y sobre las que corre un entablamento rematado por un frontón curvo y roto. Un ojo de buey moldurado por un rosetón circular en la parte más elevada permite la entrada de luz al interior, quedando enmarcada por pedestales con remates piramidales. Este vano circular coronado por una cruz nos recuerda el símbolo del atributo del Divino Salvador, que porta la bola del mundo sobre la que descansa una cruz, Cristo vino a redimir y salvar el mundo. La portada es coronada por una cornisa ondulada.

    Respecto a la torre, se erige a los pies de la nave del evangelio y presenta la caña con revocos fingiendo sillería. Cuenta con un vano en cada frente del cuerpo de campanas, flanqueado por dos pares de pilastras toscanas, de fuste liso, elevadas sobre un zócalo. El chapitel se divide por medio de una serie  de impostaciones paralelas de ladrillo.

      El templo está formado por tres naves separadas por arcos de medio punto y cubiertas de madera excepto en el presbiterio que tiene casquete esférico y la cabecera de las dos naves laterales que lo hacen  con bóvedas vaídas.

 

          Retablo de la Vera Cruz

        El retablo es de un solo cuerpo y se remata con un ático semicircular. Fue realizado por el  escultor Pablo Guisado a principios del siglo XVIII. En su centro aparece su titular que también se denominó Cristo de la Magdalena. Porque se sabe que estuvo antiguamente en la primitiva ermita de la Magdalena, situada en la zona más elevada del pueblo junto al Castillo que existió hasta el siglo XVIII. Hoy día esta no se conserva.

      En 1730 el rey Felipe V llegó a nuestra villa junto a su esposa Isabel de Farnesio, los príncipes, infantes y su real comitiva; con motivo de caza. Un día las camaristas señoras de la infanta se encontraban por los alrededores de la ermita de Santa María Magdalena, quisieron entrar para contemplar las imágenes que se guardaban dentro; y al estar cerrada la puerta con llave y cerrojo, un guardia de la corte disparó con su pistola al cerrojo y la consiguió abrir hiriéndose un abrazo. Al entrar registraron el  interior y hallaron esta preciosa imagen maltrecha y quedaron prendadas de ella. De todo esto fue  informado Felipe V que mandó colocar dicha imagen en un retablo de madera todo dorado y cuyos gastos  fueron sufragados por él; y además ordenó que se le hiciese una función el día 6 de Enero. Por esto también se le conoció como “el Rico” hasta bien entrado el siglo XX.

        Nuestra Señora de la paz es una obra anónima del siglo XIX donada por un clérigo cordobés cuyos orígenes son castilblanqueños.

 

Retablo de Nuestra Señora de los Dolores en su Soledad y el Stmo.Cristo de la Misericordia.

     El Santísimo Cristo de la Misericordia y Ntra. Sra. De los Dolores en su Sta. Soledad reciben culto en un retablo barroco situado en la nave izquierda del templo, ejecutado en 1729 por Pablo Guisado y siendo costeada su ejecución y dorado por D. Diego Matías Beato, cura que fue de esta parroquia. Habiendo sido restaurado en 1997 por Ricardo Llamas León y Miguel Ángel Pérez Fernández. Su estructura arquitectónica se compone de banco o basamento en que inserta la urna que cobija al Señor Yacente, un cuerpo de tres calles separadas por estípites y ático, repartiéndose por todo el conjunto profusa decoración a base de hojarasca y cabecitas de ángeles. La hornacina central la preside la imagen de Ntra. Sra. De los Dolores, cuya presencia en el retablo se documenta ya en 1737. Está flanqueada por  las esculturas de San Sebastián del Siglo XVI y de San Diego de Alcalá.

    La Virgen de los Dolores es obra anónima atribuida a Juan de Astorga fechable a finales del siglo XVIII. Aunque esta atribución pierde credibilidad, dado que ya se habla de un culto a la imagen en el año 1700. Ha sido restaurada dos veces en 1911 y en 1967.

   La primitiva escultura del Señor de la Misericordia es de papelón y data de finales del siglo XVI o principios del siglo XVII, y se conserva en las dependencias de la Hermandad. La actual imagen que recibe culto fue realizada en pasta de madera en 1970 por el escultor Manuel Domínguez. El Señor muestra un correcto estudio anatómico  cubriendo su desnudez con un paño de pureza anudado a un costado, manchando sus carnes con los regueros de sangre que brotan de las heridas del costado, manos y pies. Su rostro muestra la laxitud de la muerte, mostrando sus ojos ya cerrados y la boca entreabierta, expresividad facial subrayada por el estudio de la cabellera que encuadran sus facciones, dispuesta a base de nudos de bucles tratados con amplios golpes de gubia.

 

       Altar de Nuestra Señora Virgen de Gracia.

      La imagen de nuestra patrona se encuentra en un retablo de un solo cuerpo de remate semicircular del tercer cuarto del siglo XVII. Cuya hornacina entre columnas salomónicas lo emparenta con el retablo mayor. En la cara interna (intradós) del arco aparecen los atributos de la virgen que se recogen de las letanías.

      La imagen de Ntra. Sra. de Gracia es de estilo manierista. Fue realizada por Francisco de Arce en 1580. Resalta la dulzura de su rostro y del Niño. Su advocación responde a un tema muy extendido desde la Edad Media, el de la Virgen como participe de la gracia divina por su condición de madre de Dios. Aparece de pie portando a su hijo en brazos.

 

      Retablo de Nuestro Padre Jesús Nazareno.

      Este retablo es de autor anónimo y fue realizado en la segunda mitad siglo XVIII. Es un retablo plenamente Barroco como nos enseñan los estípites de la hornacina de rocalla.

        La imagen titular de Ntro. Padre Jesús Nazareno se remonta a finales del siglo XVII. Se trata de  una talla de candelero de vestir de autor anónimo, caracterizado por una fuerte complexión física, aunque la posición con la espalda encorvada bajo el peso de la cruz y el paso muy alargado resulta algo  desequilibrada. Resalta su dramatismo de rostro y manos, y la cuidada factura de detalles de la cabellera  y barba.

        Ntra. Sra. de la Amargura es una talla del siglo XX que fue adquirida por la Hermandad en 1976.

 

       Retablo Del Divino Salvador.

     Es de estilo barroco realizado por Francisco Dionisio de Rivas en el 1655. Compuesto por dos grandes columnas de estilo salomónicas. En el primer cuerpo del retablo figuran lienzos de San Pedro y San Andrés y en el segundo cuerpo San Francisco y Santo Domingo, del momento del retablo, ocupando el centro de este un crucificado llamado Cristo de San Agustín, es de menor tamaño que lo natural y se sacaba en procesiones de rogativas en épocas de sequías o grandes calamidades. En el camarín aparece la escultura del titular el Divino Salvador de frente y portando la bola del mundo y con la otra mano  bendiciendo. En la parte baja se encuentra el Sagrario.

 

       Retablo de Santa Ana.

      Situado en la cabecera derecha. Se trata de un retablo-estípite de un solo cuerpo, con tres calles separadas por estípites y ático, realizado en el segundo tercio del siglo XVIII y dorado en 1798 con las limosnas pedidas por un devoto, según reza la leyenda que recorre el banco de éste. En la calle central figura un grupo escultórico de Santa Ana y la Virgen, en las calles laterales San Elías y San Joaquín y en el ático San Miguel, todas de la época del retablo.

 

     Retablo de la Virgen del Rosario.

     Retablo de estípites, similar al de la Virgen de los Dolores, de hacia 1730 y realizado por Pablo Guisado. En su hornacina central hay una escultura de la Virgen del Rosario, del primer cuarto siglo XVIII. En la calles laterales esculturas de San Francisco de Asís, del momento del retablo y San José con el Niño de finales del XVIII. En 1798 el retablo se doró con las limosnas del pueblo, pedidas por un devoto.

 

      Retablo de las Ánimas Benditas.

     Desde el siglo XVII al siglo XIX existió su cofradía y su abundante documentación nos llevaron a conocer la autoría de este hermoso retablo. El 10 de Enero de 1746 se le encargó la hechura del marco y posiblemente también de la pintura, al maestro pintor Joaquín Cano. El lienzo del retablo adquiere pleno protagonismo en el conjunto, que en realidad consiste en un espléndido marco barroco destinado a encuadrar la pintura de las Ánimas, coronado a su vez por un ático centrado por el lienzo de la Virgen del Carmen aliviando con el escapulario el sufrimiento de las almas que se purifican en el purgatorio. Destaca la rocalla del marco que le da su característica.

 

      Retablo de San Cristóbal.

    Data de principios del siglo XVIII y sus dimensiones son de 4x2 metros de longitud. Su lienzo es atribuido al círculo de Valdés Leal por lo que sería del siglo XVII. Es un mártir de vida poco conocida. Según la  leyenda, tuvo que llevar al Niño Jesús sobre sus hombros para cruzar un Río, de este hecho deriva el  nombre “CHRISTOFORO” portador de Cristo.

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